La Billie Jean King Cup de Sevilla se cierra con una protagonista de excepción. Se llama Marina Stakusic, tiene 18 años y además de ser la 258ª del mundo, absolutamente desconocida para el gran público, será recordada para siempre por el tenis de Canadá. Nadie contaba con ella, el complemento ideal en el triunfo rubricado por el equipo norteamericano. Por primera vez en la historia, la competición entroniza a las canadienses, que llegaron de puntillas a La Cartuja, con tanta discreción como convencimiento. Ideaban la trampa perfecta. Fulminaron a la anfitriona en un chasquido de dedos y este domingo pararon los pies a Italia, que irrumpía en el desenlace con una inercia poderosa y el pedigrí de serie, con sus cinco títulos en la mochila, y al final se llevó una gran desilusión.
A Canadá, en realidad, no se le terminó de tomar en serio pese a haber liquidado a España en la primera intervención y de haber firmado un segundo pleno –tres triunfos en los tres compromisos de cada serie– frente a Polonia. La historia empezó a cambiar de color cuando el sábado apeó a una de las grandes favoritas, la República Checa, y definitivamente giró en el epílogo, resuelto en los dos turnos individuales. No se precisó ni siquiera del dobles. En la línea sorprendente de sus apariciones previas, Stakusic se impuso a Martina Trevisan por 7-5 y 6-3 (en 1h 48m), y puso el lazo a media tarde Leylah Fernandez al derrotar a Jasmine Paolini por 6-2 y 6-3 (en 1h 41m). El escuadrón de perfil bajo dirigido por Heidi El Tabakh recibió el trofeo (y el cheque de 2,4 millones de dólares) de manos de Billie Jean King.
“Han jugado un tenis increíble esta semana, así que se lo merecen”, les felicitó la heroína que da el nombre a la competición, que de un año a otro ofrece campanadas: el curso pasado se coronó Suiza por primera vez, y ahora se estrena Canadá con una nómina compensada. Fernandez, de 21 años, se desempeñó como aquella jugadora que alcanzó la final del US Open en 2021 y resolvió a su favor todos los compromisos, cinco de cinco; prácticamente de la mano, Stakusic ejerció de perfecta escudera y tan solo cedió en las semifinales ante la habilidosa Barbora Krejcikova; y en la modalidad por parejas, la garantía de Gabriela Dabrowski –recién llegada de Cancún, donde disputó la Copa de Maestras– concedió un punto decisivo ante Chequia.
El mestizaje, pues, vuelve a abrirse paso en la élite. El origen multicultural de la mayoría de las campeonas (Ecuador, Filipinas, Polonia, Balcanes…) encuentra paralelismo con el de la representación masculina, que la temporada pasada conquistó la Copa Davis. De este modo, durante dos semanas –el tiempo transcurrido entre este episodio de Sevilla y la resolución de la Davis en Málaga, del día 21 al 26–, Canadá será oficialmente la gran gobernadora del tenis mundial por equipos.
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