“Cuando me caí supe lo que me pasaba, incluso lo escuché en el centro médico: lesión medular. Ahora nadie quiere asumir los gastos de mi recuperación, las federaciones y los seguros se tiran la pelota unos a otros”, cuenta Carlos Tatay. El piloto, de 20 años, tuvo un accidente que le dejó parapléjico. Disputaba una carrera del Europeo de Moto2, en julio de 2023. En España, cualquier deportista federado debe recibir 18 meses de asistencia sanitaria y una indemnización, en caso de lesión. Unos gastos que tienen que cubrir las aseguradoras contratadas por las federaciones. Varios deportistas afectados por lesiones medulares denuncian que las instituciones y sus seguros se han desentendido de ellos.
Las indemnizaciones son el principal problema. Hasta hace un año, la ley —con fecha de 1993 y todavía redactada en pesetas— establecía que la cantidad a pagar al deportista lesionado eran 12.000 euros al cambio. Unas cifras insuficientes para lesiones de este tipo, que requieren de unos cuidados muy costosos. “Con eso no tengo ni para la silla”, asegura Adrián Márquez, 22 años. Una mala caída en un salto mientras preparaba el Mundial de gimnasia, en mayo de 2023, le dejó tetrapléjico. La póliza suscrita por la Real Federación Motociclista Española (RFME) otorga una indemnización algo mayor, de 18.500 euros, pero igualmente insuficiente.
Además, la ley del deporte actual —publicada en el Boletín Oficial del Estado el 30 de diciembre de 2022— equipara los accidentes deportivos a los de tráfico, elevando exponencialmente la indemnización. Una iniciativa del piloto Lucas de Ulacia, a través de la Fundación Lucas 18 —presidida por él mismo y nombrada en honor a su dorsal—, tras quedarse tetrapléjico durante una cita del Campeonato de España de Superbikes, en 2019. Las federaciones, sin embargo, no la están aplicando, a la espera, dicen, de una mayor reglamentación. Manuel Casado, presidente de la RFME, asegura que el CSD conoce la “inquietud” de las federaciones y cree que debe haber unas reglas más claras que digan “de cuánto tiene que ser la asistencia y de cuánto las indemnizaciones según el caso”.
En algunos casos, tampoco se está cubriendo la asistencia sanitaria. “Mi seguro se desentendió de mi rehabilitación. Me dijo que no había nada que rehabilitar”, cuenta el gimnasta Adrián Márquez. “El hospital reclamaba pagos y la federación y el seguro daban largas”, añade De Ulacia. “Según la federación española, es la valenciana quién tiene que hacerse cargo. En Valencia, en un burofax, cuatro meses después de mi accidente, dijeron que es responsabilidad de la española y la internacional, porque mi accidente fue en Portugal”, explica Tatay. Preguntados por este diario, la federación valenciana se ha limitado a confirmar esta afirmación.
Los problemas empiezan cuando después de ser operado, el piloto es repatriado a España y debe ser ingresado. “La asistencia sanitaria la tiene que cubrir el seguro obligatorio deportivo vinculado a la licencia autonómica del piloto”, asegura el presidente de la RFME, Manuel Casado, a EL PAÍS. Además, Casado afirma que “el Consejo Superior de Deportes dijo claramente a la federación valenciana que ellos tenían que dar el parte y se negaron”. “Dijeron que no iban a poner en peligro su viabilidad económica por un parte que podía suponer una gran indemnización”, añade en referencia a la federación valenciana. A raíz del caso Tatay, la federación nacional ha inhabilitado al órgano territorial para la emisión de licencias.
“La pelea no es contra mí, es entre ellos”, augura Tatay. “Cuando recibieron los informes de lesión medular se asustaron y desaparecieron”, cree el deportista. “Se excusan en que dimos el parte de accidente tarde y no es verdad. También en que el Hospital Nacional de Parapléjicos de Toledo no es un centro concertado, pero nadie me ha dicho nunca cuál es esa lista de lugares”, explica hastiado de la situación. El gasto de su estancia en planta en el hospital especializado asciende a 115.000 euros, sin contar 30.000 iniciales, que puso voluntariamente la RFME. Ahora mismo necesita 3.500 mensuales solo para el centro de rehabilitación en el que hace un intensivo en Valencia.
Otro de los afectados es Adrián Márquez. Compañero y amigo de Tatay en su recuperación en Toledo, tampoco está siendo cubierto por el seguro de la federación de gimnasia: “el presidente vino a verme y me dijo que no lo cubrían. Nunca más hemos sabido de ellos”. En su caso, como en el de De Ulacia, la Seguridad Social está cubriendo su asistencia sanitaria —al trabajar o ser autónomo, se puede reconocer como accidente laboral—. La federación española de gimnasia no ha contestado a las consultas de este diario en más de dos semanas. “Al menos con él han sido elegantes”, dice irónico Tatay.
Los deportistas que sí han tenido la cobertura sanitaria establecida por ley, durante 18 meses después de su lesión, se ven abandonados pasado este tiempo. “Me dieron 18.500 euros de indemnización para toda la vida y llevo ocho años en rehabilitación”, destaca el piloto Kenny Noyes, quien sufrió una grave caída, con afectaciones cerebrales graves, en un entrenamiento del Campeonato de España de Superbikes.
Los gastos son muy elevados: únicamente adaptar el coche cuesta 6.000 euros. “Si empiezas a contar te pones a llorar”, asegura Carlos Tatay. “La gasolina, las comidas, el piso alquilado, los viajes desde Granada…todo lo estamos pagando nosotros”, enumera el gimnasta. Noyes y Tatay han tenido que recurrir al apoyo económico de gente anónima, a través de crowdfunding, para poder costear sus facturas. “Si no fuera por cómo se volcó la gente conmigo, no estaría hoy aquí”, dice Noyes, quien solo en tratamientos médicos no cubiertos por el seguro de su licencia federativa lleva más de 100.000 euros.
¿Cómo se deben calcular las indemnizaciones?
La Ley del deporte actual establece que las indemnizaciones deben calcularse en base a un sistema conocido como el baremo. A través de unas tablas indemnizatorias, recogidas en la Ley 35/2015, se decide caso a caso cuál es la cantidad a pagar a la persona afectada. “En casos de paraplejia o tetraplejia, sube a los tres o cuatro millones de euros”, asegura Miquel Martí Casals, presidente de la comisión que ideó este método. Para el jurista, el retraso de la aplicación del baremo, por parte de las federaciones recae en que: “las aseguradoras quieren un tope fijo y el resto ya te espabilas, porque estaban acostumbradas a pagar cuatro duros”. Los casos de Tatay, Márquez y De Ulacia están en manos de abogados. “A principios de año presentaremos una demanda, aunque estamos dispuestos a llegar a un acuerdo”, explica Carlos Tatay. “Los tribunales condenarán siempre en base al baremo, entiendan las instituciones lo que quieran entender”, explica Martí.
“Será inevitable que las licencias suban de manera sustancial”, afirma el secretario general de la Real Federación Motociclista Española (RFME), Rafael Núñez, a este diario. Según las federaciones, la nueva normativa significará que el coste de las licencias estará “por encima de los miles de euros” (aunque dicen no saber cuánto exactamente) y será muy complicado que las aseguradoras quieran ofertar sus servicios. Especialmente a aquellas federaciones que tengan un índice de siniestralidad alto, como por ejemplo la motociclista. Las licencias de la próxima temporada ya se están tramitando y el presidente de la RFME asegura que continuarán aplicando lo que entienden que “está vigente, que es la reglamentación del 93″.
“Quiero que haya un antes y un después, porque no pueden jugar con nuestra salud de esta manera”, reivindica Carlos Tatay. En la misma línea trabaja el CSD: uno de los objetivos principales del inicio de legislatura del nuevo presidente, Manuel Rodríguez Uribes, es la renovación del Real Decreto del Seguro Obligatorio Deportivo y por tanto, de las cantidades a indemnizar, según asegura el propio órgano.
Puedes seguir a EL PAÍS Deportes en Facebook y X, o apuntarte aquí para recibir nuestra newsletter semanal.
Suscríbete para seguir leyendo
Lee sin límites
_