Si no es una invasión, se parece bastante. La tierra de Gaza tiembla bajo las bombas como no se había sentido en tres semanas de hostilidades. Los carros de combate y la infantería de Israel siguen combatiendo en el interior de la Franja palestina desde la noche del viernes. “Continuarán hasta nueva orden”, anunció este sábado el ministro de Defensa, Yoav Gallant. La guerra declarada el 7 de octubre, tras la debacle infligida por la milicia de Hamás –1.400 civiles y militares muertos, más de 200 secuestrados– ha entrado en “una nueva fase”, según ha confirmado el exgeneral Gallant. “Esta noche [por el sábado] atacamos sobre el terreno y bajo tierra, atacamos a los terroristas de cualquier graduación en todos los lugares”, declaró tras reunirse con el sanedrín de la guerra: el jefe de Estado Mayor de las Fuerzas Armadas, los responsables de Shin Bet (seguridad interior) y el Mosad (seguridad exterior) y el resto de la cúpula de los servicios de seguridad del Estado judío. Los responsables sanitarios de la administración controlada por Hamás dicen haber contabilizado ya más de 7.700 muertos en 21 días de ataques y bombardeos israelíes.
Desde que irrumpió en el enclave costero en la noche del viernes, tras el inicio del sabbat, con infantería, blindados y artillería, el ejército israelí no ha abandonado el enclave. Las Fuerzas Armadas atacaron en superficie, donde la milicia de Ezedín al Qasam, brazo armado del movimiento de resistencia islámica, aseguró que les había hecho frente en Beit Hanun, la población más próxima a la frontera en el norte de la Franja. También arremetieron contra “150 objetivos subterráneos en el norte”, según los portavoces castrenses.
El ejército ha seguido atacando en el interior de Gaza durante el sábado. Tras una noche de intensos bombardeos aéreos que los residentes de la Franja han descrito como los peores desde el inicio de la guerra y el portavoz militar israelí, contralmirante Daniel Hagari, como “masivos y muy significativos”, la mayor incursión terrestre hasta la fecha ha seguido su curso. La operación se lanzó en la noche del viernes, sin aclaraciones sobre su alcance y tras dos semanas de amenazas a bombo y platillo sobre la inminencia de una invasión de meses de duración para “eliminar por completo a Hamás”. Hagari se limitó confirmar la “expansión de la actividad terrestre”, el empleo de “fuego intenso” y el “avance en las fases de la guerra”.
Nunca en las tres últimas semanas había salido tan poca información de una Gaza casi incomunicada, tras la caída el viernes de las comunicaciones e internet. El Ministerio de Sanidad del Gobierno de Hamás ha cifrado en 377 lo muertos de la madrugada del sábado, con lo que el balance de víctimas mortales desde el 7 de octubre ascendería a más de 7.700 (sobre todo, menores y mujeres) . La Media Luna Roja tiene dificultades para llegar a los lugares atacados. En las imágenes que han difundido medios locales y circulan por redes sociales se pueden ver u oír bombardeos aéreos potentes y constantes, y gritos de niños y mujeres en la oscuridad. También tiroteos en la zona fronteriza. Hamás asegura que sus milicianos están preparados para enfrentarse a los soldados israelíes “con toda la fuerza”.
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Residentes en Gaza citados por medios locales dan cuenta de que los ataques desde el aire son los más potentes desde el inicio de la crisis. Sobre todo en la zona norte: Beit Lahia, Beit Hanun y, ya más cerca de Gaza capital, el campamento de refugiados de Jabalia. Es ahí donde el ejército israelí asegura haber atacado “unos 150 objetivos subterráneos”. También ha bombardeado Jan Yunis, en el sur, donde se concentra la gran mayoría de la población debido a la orden de evacuación que el ejército israelí emitió a más de un millón de personas que vivían en el norte de la Franja, que al menos 700.000 ciudadanos siguieron.
El ejército israelí ha difundido un vídeo en el que se ve a decenas de vehículos blindados de combate avanzar por Gaza en formación y abrir fuego. Por las imágenes, parecen estar en zonas fronterizas, junto a la barrera o a orillas del mar, moviéndose de norte a sur. El ejército ha informado además de los “asesinatos selectivos” de Asem Abu Rakaba, al que identifica como jefe de la fuerza aérea de Hamás, como responsable de los drones, parapentes (empleados en el ataque masivo por sorpresa del día 7), y de Ratib Abu Tzahiban, comandante de las fuerzas navales en la capital capital gazatí.
El portavoz del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, John Kirby, ha asegurado que Estados Unidos no pone “líneas rojas” a Israel en esta ofensiva, aunque se ha mostrado partidario de “pausas humanitarias”. El director general de la Organización Mundial de Salud, Tedros Adhanom, ha calificado los “intensos bombardeos” sobre Gaza de “extremadamente preocupantes”. “En tales circunstancias no es posible evacuar a los pacientes ni encontrar un refugio seguro. El apagón también impide que las ambulancias lleguen a los heridos. Todavía no hemos recuperado la comunicación con nuestro personal y nuestras instalaciones de salud. Me preocupa su seguridad”, ha señalado en la red social X (antes Twitter). Otras ONG y organismos internacionales han comunicado dificultades o imposibilidad de contactar con su personal en Gaza por la caída de las comunicaciones.
También los familiares de los al menos 229 rehenes en Gaza han definido la noche como la peor desde el inicio de la ofensiva israelí. Mientras Qatar media contra reloj en la liberación de un amplio número de ellos, los familiares de quienes fueron capturados en Israel y llevados a la Franja se han reunido con el primer ministro, Benjamín Netanyahu, ante la “ansiedad, frustración y enfado” después de una noche de bombardeos. Los familiares de los rehenes han declarado sentirse traumatizados por la “completa incertidumbre sobre la suerte de los allí secuestrados, también sometidos a intensos bombardeos”.
Según el portavoz del brazo armado de Hamás, más de 50 cautivos ya han muerto en las tres semanas de ataques. Varios analistas militares israelíes señalaban esta semana que la intensificación de los bombardeos y el bloqueo completo de combustible ―con la entrada a cuentagotas de agua, comida y medicamentos solo para el sur― buscan forzar a Hamás a liberar al mayor número posible de capturados.
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