Los mercados financieros mundiales, ya agitados desde hace tiempo por la guerra de Ucrania, la presión de los precios de la energía y los elevados tipos de interés, se enfrentan a un nuevo factor de incertidumbre geopolítica tras el ataque sorpresa de Hamás contra Israel. Aunque Israel y Palestina no son productores de petróleo de peso, la mayor tensión en Oriente Próximo hace prever un repunte del precio del barril de Brent este lunes y mayor volatilidad de las Bolsas. Activos considerados refugio se verán beneficiados, como el dólar y el oro. Los expertos no prevén que la sacudida en los mercados se mantenga a medio plazo, siempre y cuando el conflicto no se extienda a otros países de la región, como Irán.
Además del drama humano, la ofensiva del pasado sábado y la posterior declaración de guerra por parte de Israel ponen a los mercados ante cierto riesgo de desestabilización en su reapertura del lunes, con los inversores atentos a la reacción del precio del petróleo. Este domingo, los principales mercados bursátiles de Oriente Medio cayeron con fuerza. El índice de referencia de la Bolsa de Tel Aviv, el TA-35, bajó un 6,47%, su mayor descenso en más de tres años. El índice Tadawul All Share de Riad cayó un 1,57%, mientras que las Bolsas de Qatar y Kuwait también bajaron. El índice EGX30 de El Cairo se desplomó un 2,6% después de que un policía egipcio abriera fuego contra un grupo de manifestantes y matara a dos israelíes.
A pesar de que los precios del crudo podrían subir el lunes, el impacto global en los mercados del ataque a Israel por parte de las milicias palestinas de Hamás será limitado, según señalan los expertos consultados por Reuters y Bloomberg. Los analistas esperan cierto aumento de la prima de riesgo, hasta que los operadores estén convencidos de que el suceso no desencadena una reacción en cadena y de que el suministro de petróleo y gas desde Oriente Próximo no se verá afectado.
Mientras esa certeza se materializa, los inversores rebajarán su nivel de apetito de activos de mayor riesgo, como las acciones, en favor de activos considerados refugio, como el dólar, ya favorecido por las expectativas de que los tipos se mantendrán altos durante más tiempo. También el oro como inversión segura ganará peso entre los inversores. Los operadores determinarán también si el riesgo geopolítico es razón suficiente para salir de la deuda de mayor rentabilidad (que implica asumir más riesgo), como los bonos corporativos o de mercados emergentes.
Las repercusiones en los mercados dependerán de si el conflicto se agrava y se extiende al resto de la región de Oriente Próximo. Irán es principal productor de petróleo y partidario de Hamás. “Las crisis geopolíticas en Oriente Medio suelen provocar que los precios del petróleo suban y los de las acciones bajen”, señalan a Reuters desde la firma Yardeni Research. “Dependerá en gran medida de si de si la crisis se queda en una sacudida a corto plazo o se convierte en algo de más calado, como un conflicto a mayor escala entre Israel e Irán”.
Los expertos de Andbank aseguran que el conflicto “añadirá incertidumbre a los mercados. La inflación y el crecimiento económico darán un paso atrás como motivo de preocupación y el riesgo geopolítico se situará en el centro de la atención”, señalan a Bloomberg. “Podríamos esperar un repunte de la volatilidad, la renta fija a corto plazo volverá a ser un refugio seguro, mientras que en los sectores cíclicos estarán en el punto de mira”.
“Dejando a un lado el drama humano, las consecuencias no deberían ser especialmente negativas para los mercados financieros”, asegura Guillermo Santos, de iCapital, en declaraciones a Bloomberg. Los mercados apenas verán consecuencias profundas “mientras se mantenga la estabilidad de la región y el expansionismo de Irán no complique aún más el conflicto, que se limite a israelíes y palestinos”. Cualquier extensión de las tensiones a los países productores de petróleo, con Arabia Saudí a la cabeza, “podría encarecer el precio del crudo con efectos inflacionistas negativos para las economías occidentales y supondría tipos más altos durante más tiempo”.
De momento, el mercado considera “improbable” que el conflicto afecte al suministro de petróleo a corto plazo, pero podría acabar repercutiendo en la oferta y en los precios. La amenaza para el suministro se ha intensificado justo cuando se producen fuertes recortes de producción por parte de Arabia Saudí y Rusia, lo que el mes pasado llevó el precio del barril a casi 100 dólares, aumentando las presiones inflacionistas.
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