Veinticuatro horas después de iniciarse los bombardeos azerbaiyanos sobre Nagorno Karabaj, las autoridades de este enclave armenio en territorio de Azerbaiyán han decidido aceptar la rendición de sus fuerzas ante la constatación de la falta de apoyo internacional. “La reacción de los actores internacionales ante la situación creada en Artsaj [como denominan los armenios a la región en disputa] no es la adecuada y no se han tomado medidas, por lo cual Artsaj se ve forzada a dar los pasos adecuados con el objetivo de garantizar la seguridad física de su población”, se lee en un comunicado atribuido al presidente de la autoproclamada República de Artsaj, Samvuel Shahramanián, y publicado tras la reunión del Consejo de Seguridad del enclave.
Bajo mediación de las fuerzas de pacificación de Rusia desplegadas en la zona se ha alcanzado un acuerdo de alto el fuego que entró en vigor a las 13.00 hora local (dos horas menos en la España peninsular). Este acuerdo implica la retirada de las fuerzas militares vinculadas a la vecina de República de Armenia que pudieran haber quedado en el Karabaj así como la “disolución y desarme completo” de las fuerzas armenias locales. Las autoridades karabajíes se reunirán mañana con representantes del Gobierno de Azerbaiyán en la ciudad de Yevlax para tratar de llegar a un acuerdo sobre “los derechos y la seguridad” de los armenios del enclave, dentro de la “Constitución de Azerbaiyán”.
Una fuente vinculada al Gobierno karabají concedió que esta decisión ha sido muy “difícil” de tomar, pero añadió que no quedaba otro remedio dadas “las muchas bajas” que estaban sufriendo los armenios. Esta fuente aseguró que el número de muertos armenios causados por la ofensiva de Azerbaiyán es “varias veces superior” a los 25 soldados y 2 civiles reportados en la última actualización oficial del Defensor del Pueblo de Nagorno Karabaj.
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