Se aplica Daniil Medvedev el dicho: quien no se consuela es porque no quiere. “Lo bueno es que he perdido pronto, así que ahora tengo más tiempo por delante…”, dice el ruso en la sala de conferencias después de caer en los dieciseisavos de Shanghái: 7-6(8) y 6-2 frente a Sebastian Korda. Señor batacazo el suyo. Nadie lo esperaba, teniendo en cuenta que es el jugador que más títulos (4) y victorias (43) acumula esta temporada sobre pista dura, y que además venía de ofrecer una buena actuación la semana previa en Pekín, donde únicamente pudo con él Jannik Sinner y en la final. Tampoco se contaba con su rival, Korda, un magnífico tenista torpedeado por las lesiones. En un abrir y cerrar de ojos, pues, el torneo chino pierde a uno de los grandes favoritos y el que es su último campeón hasta hoy.
Pese al buen momento, Medvedev entró con el pie torcido en Shanghái. Competidor de sensaciones y de voluntad selectiva –recuérdense las náuseas que le genera la tierra batida, por más que este año hiciese cumbre en Roma–, se quejaba antes de abordar el segundo partido de la lentitud de la pista y también de las bolas. “Antes era probablemente el torneo más rápido, pero ahora no sé si es más lento este o Indian Wells”, se dirigía a la organización. Sorteó a Cristian Garin en el debut, pero ante Korda fue enredándose después de perder el desempate del primer parcial y explotó: raquetazo al suelo, reproches a su técnico y adiós. No es nueva la escena. Para lo bueno y lo malo, Medvedev cien por cien.
“Debería haber ganado el tie break, pero no lo hice”, se afeó el ruso tras desperdiciar tres opciones de llevase el set inicial. “Le impulsé [a Korda] para que jugara mejor y mentalmente lo he pagado. No he perdido por la pista, aunque seguramente las condiciones no ayuden mucho. Pero no, no he perdido por eso. En realidad, hoy estaba un poco cansado, aunque a veces cuando vas perdiendo y el partido es duro como este sientes más el cansancio. Es un Masters 1000 [el penúltimo del año], así que por supuesto que quería hacerlo mejor”, lamenta el de Moscú, que apura sus aspiraciones de finalizar el curso como número uno. El resultado, obvio, no le beneficia en nada.
Para Korda, en cambio, supone un gran estímulo para seguir ganando confianza y recobrando el vuelo después de meses difíciles. Estuvo un trimestre de baja por la muñeca y tuvo que ausentarse en verano de Wimbledon y el US Open, pero en las últimas fechas vuelve a asomar la cabeza. El estadounidense, de 23 años, es un prometedor jugador que no termina de dar el salto ni de engancharse al tren de cabeza; desde luego, su tenis es proporcionalmente superior a los registros obtenidos hasta ahora. Hoy día ocupa el 26º puesto del ranking y en su expediente tan solo figura un premio menor, el logrado hace dos años en Parma. Finalista reciente en Astaná –cedió contra Adrian Mannarino–, el triunfo contra Medvedev significa el primero que consigue contra un top-5 y toma nota Carlos Alcaraz, presente en la grada este domingo para espiar al ruso. Inesperadamente, el curso de la competición le quita del medio a uno de los grandes obstáculos.
DAVIDOVICH DEJA SOLO A ALCARAZ
A. C.
La jornada de este domingo también deparó la eliminación de Alejandro Davidovich. El malagueño, de 24 años, cayó por 6-2 y 7-5 (en 1h 22m) ante el francés Arthur Fils y, por lo tanto, dejó a Alcaraz como único representante español en el cuadro. Tras la lluvia del día previo, la competición recuperó la normalidad y se pudo conocer así el nombre del siguiente escollo para el murciano: Daniel Evans.
El inglés se benefició del abandono de Mikhail Kukushkin cuando el kazajo iba ya a remolque, con 6-2 y 3-0 en contra. Él y Alcaraz se han enfrentado hasta ahora en tres ocasiones y el de El Palmar ha firmado un pleno: 3-0. Este curso chocaron en Barcelona y más recientemente en Nueva York, donde el de Birmingham logró arañarle un set.
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