La historia nació mal, de manera improvisada, a toda prisa y en un escenario arbitrario y poco recomendable, sin razón de ser. Acaba esta Copa de Maestras todavía peor, teniendo en cuenta la secuencia de adversidades que han ido produciéndose desde el desembarco de las tenistas en Cancún, la semana pasada: una pista sin terminar, las participantes sin apenas ensayar, agua estancada, una superficie nefasta, gradas semivacías y fuertes ráfagas de viento que han deslucido por completo el espectáculo. Por si fuera poco, agua y más agua. Las intensas lluvias de este sábado remataron el despropósito e impidieron que las dos mejores del mundo en la actualidad, Aryna Sabalenka e Iga Swiatek, disputasen la segunda semifinal tras la disputada a duras penas entre Jessica Pegula y Coco Gauff. En consecuencia, un buen lío. Un sonrojo en toda regla. Lo absurdo.
Un broche de temporada inmerecido que pone en el disparadero al presidente y director ejecutivo de la WTA, Steve Simon. El estadounidense, al frente del organismo que regula el circuito femenino desde 2015, apostó por Cancún como sede con tan solo un mes de antelación y ahora todas las miradas apuntan hacia él y su equipo, sobrepasados por los acontecimientos. A las quejas de las jugadoras les acompañan los hechos. La fiesta que no es fiesta. Pudieron competir Pegula y Gauff, no sin parones, pero el gran duelo de la jornada se interrumpió enseguida, cuando Sabalenka y Swiatek –mano a mano por el trono a final de año– tan solo habían disputado tres juegos. Llovía y llovía, así que la organización tomó la determinación (irremediable) de suspender la acción y el embudo generado subraya lo que se sospechaba: Simon y su gente han patinado.
No lo dice una cualquiera, sino una tal Martina Navratilova. Un par de días antes, sobre el terreno, la legendaria exjugadora –de 67 años y con 18 grandes individuales en el expediente– respondía en una conferencia de prensa y restaba importancia a las protestas de las participantes por la irregularidad de la superficie. Sin embargo, en esta ocasión fue más que contundente. Habla claro y señala.
“No debería haber llegado [la elección] tan tarde. Hubo una secuencia de malas decisiones. Steve Simon ha sido el jefe durante nueve años y aquí estamos… ¿Venir a Cancún en época de lluvias? No puedes estar esperando que no llueva en un evento de primer nivel como este. Tienes que asumir las malas decisiones que tomaste”, se pronunció, yendo a continuación más lejos: “Tal vez haya llegado el momento de un nuevo liderazgo. Siendo esta una asociación de mujeres y estando involucrada durante tanto tiempo, desde el principio, sólo hemos tenido tres mujeres al frente. Creo que ya es hora. Espero que cuando tengamos un nuevo líder, sea una mujer. Hay muchas que están cualificadas para el puesto. Va a ser difícil que Steve siga, todo apunta en otra dirección”.
La final, el lunes
El triste desenlace del torneo viene acompañado de la tensión existente entre el mandatario y las profesionales, que demandan al rector de la WTA una serie de mejoras que, dicen, no se han satisfecho. Hablan las tenistas de salarios, horarios, formatos y otras condiciones. El distanciamiento es evidente y dos días antes la polaca Swiatek anticipó que iban a “presionar”, mientras el colectivo presente en Cancún lanzaba una batería de preguntas al aire, exponiendo que la elección ha sido un sinsentido en fondo y forma: ¿Por qué Cancún (sin tradición tenística alguna) y a estas alturas, en plena temporada de borrascas y huracanes? ¿Por qué una pista para solo 4.200 espectadores y descubierta, luego expuesta a las inclemencias meteorológicas?
Tampoco parecen estar demasiado contentos los oriundos, que no terminan de entender el beneficio que puede reportar una inversión que oscila entre los 14 y los 15 millones de dólares, según precisó el codirector del evento, Gustavo Santoscoy Arriaga, en declaraciones a El Economista. La estimación de los organizadores era que asistieran al torneo entre 40.000 y 45.000 aficionados, pero a lo largo de la semana la pista apenas ha registrado la mitad o un tercio de la entrada, si no una presencia mínima en los partidos de dobles.
Ninguna de las partes está contenta, y ahora la WTA intenta que todo se resuelva en forma de huida hacia adelante. De momento, según establece el programa oficial, se reanudarán los partidos este domingo, a partir de las 12.30 hora local (18.30 hora española). Sabalenka y Swiatek saltarían a la pista no antes de las 16.30 (22.30), en el mejor de los casos, sin que nadie pueda ofrecer ninguna garantía puesto que las nubes seguirán ahí, amenazantes. Y, en el caso de que sean benevolentes y no descarguen, se da la circunstancia de que la finalista Pegula podría tener que varios partidos en un mismo día, puesto que también compite en la modalidad de dobles junto a Gauff. La final individual se celebrará el lunes a las 22.30, hora española.
Puedes seguir a EL PAÍS Deportes en Facebook y X, o apuntarte aquí para recibir nuestra newsletter semanal.